La discusión sobre la minería está en la agenda. Todo se centra sobre los efectos ambientales. Pero mientras tanto la actividad se desarrolla y todos esquivan el debate sobre lo que las mineras dejan en el país. Aseguran que el porcentaje de regalías está desactualizado y promueven la revisión. En Mendoza Vale no dejará más del 3 por ciento de toda su facturación.
El debate por la minería está en la agenda diaria de la provincia y el país. La discusión se centra en las posibles consecuencias ambientales que pueda tener esa actividad. Pero hay un tema que queda de lado y que pone incómodas a las propias empresas. Allí la discusión tiene que ver con algo verde, pero no tiene mucho que ver con la ecología, sino con los dólares. Se trata de la renta minera; lo que las empresas que explotan esos recursos naturales no renovables dejan como regalías al Estado, verdadero propietario de esos bienes.
En Argentina las leyes de promoción de la minería dejan atadas a las provincias para exigir más recursos. La ley de inversiones mineras fue sancionada durante el menemismo y en un contexto económico totalmente distinto. Esa norma pone un tope del 3 por ciento a las regalías que se pueden cobrar, monto al que además hay que descontarle los cotos que se suman desde que el mineral sale de la mina, hasta que es comercializado.
Los defensores de la actividad aseguran que esos topes fueron establecidos cuando los minerales tenían un determinado precio que no “hacía rentable un proyecto pagando más regalías”. Hoy los commodities están por las nubes, llevando las ganancias de las empresas mineras a valores exorbitantes. Tanto, que los propios empresarios aseguran que subiendo las regalías, la rentabilidad de las empresas seguiría siendo altísima.
Claro que todo es negociación y política. En Mendoza el tema pasó de largo sin mayores discusiones a pesar de que en la provincia se va a desarrollar uno de los emprendimientos mineros más grandes de la Argentina: Potasio Río Colorado, que dejará menos del 3 por ciento de regalías más un 1% más para formar un fondo socioambiental.
En provincias netamente mineras, como San Juan, los números que manejan las empresas son enormes, pero a las arcas provinciales ingresan muchos menos recursos en carácter de regalías que, por ejemplo, los que llegan a Mendoza por el petróleo. En San Juan las regalías por las tres minas de oro que están en producción no alcanzan los 200 millones de pesos anuales. En Mendoza el petróleo deja más de 1000 millones al año. El “oro negro” deja en la provincia un piso del 12 por ciento. En lo que coinciden ambas actividades es que en los dos casos se recauda en base a declaraciones juradas de las propias empresas; es decir es confiar o reventar.
La flamante Organización Federal de Estados Mineros (OFEMI), de la cual Mendoza es parte, apunta a buscar renegociar las condiciones con las multinacionales que manejan el negocio. Otra de las discusiones de fondo es sobre los modelos de participación estatal, donde buscan crear empresas provinciales que sean parte del negocio (Catamarca lo tiene desde hace décadas).
Lo que dejan
La ley número uno de cualquier empresa (más allá de cualquier decorado discursivo) es ganar la mayor cantidad de plata con el menor costo posible. Las mineras están lejos de escaparle a esa ecuación. Y el tres por ciento de regalías que pagan es una situación comodísima para las ganancias de las empresas, que tienen resultados récords cada año. “En otro contexto económico no es una regalía baja, pero en este sí. Han quedado desactualizados esos valores. Las empresas ya lo tienen internalizado. No los incomoda. Ha quedado desfasado, ese 3 por ciento es una fotografía de otro momento, cuando los precios eran otros. Pero hay que tener claro que ellos van a exigir algo a cambio, que es la seguridad jurídica. Porque hoy si se pone el 12%, es el 12% de cero”, explica Raúl Rodríguez, uno de los especialistas más reconocidos de la provincia sobre derecho minero y representante legal de varias empresas.
Mendoza adhiere a la ley nacional de inversiones mineras que pone un tope en las regalías. Por eso, Potasio Río Colorado está sujeto a pagar ese porcentaje, descontando siempre los costos de producción.
Aunque aquí la discusión parece abstracta, el proyecto Potasio marca que no lo es tanto. Se trata de una mega mina de un mineral que, aunque es usado como fertilizante, es un metal, y será una de las más grandes del mundo.
En el acuerdo firmado entre la Provincia y la empresa brasileña Vale, además se impuso el pago de extra regalías para un fondo Socio Ambiental, pero que no superará el 1 por ciento de la facturación y siempre está condicionado al valor que tenga en mineral extraído. Así, por ejemplo, cuando el cloruro de potasio esté a un precio de entre 450 y 500 dólares la tonelada, la miera Vale deberá pagar 4,5 dólares por cada tonelada que venda y el dinero tiene que ser usado para infraestructura.
El tope del pago es de 9 dólares por tonelada vendida, cuando el precio del mineral supere los 900 dólares la tonelada. El tema casi no se discutió y hay quienes aseguran que en una buena negociación Mendoza podría haber presionado para conseguir un valor más alto.
Por las dudas, el Gobierno ya comenzó a recibir dinero fresco de Vale "a cuenta" de lo que deberá pagar a futuro por las primeras toneladas de potasio que vendan.
Hay algunos proyectos para deshaderir a la ley de inversiones mineras y establecer un régimen provincial de regalías. Uno de ellos es de la diputada Patricia Guitiérrez, que fue impulsado cuando se discutía la aprobación del proyecto San Jorge. Pero nuevamente desde las empresas aseguran que primero “hay que definir si Mendoza va a tener minería o no”.
En la vecina provincia de San Juan festejan cada vez que la onza de oro trepa en su valor internacional. Cuando arrancó el proyecto Veladero, el oro estaba debajo de los 500 dólares. Hoy supera los 1700 dólares la onza. Pero los porcentajes de regalías se mantienen casi inamovibles. El máximo logro que consiguió el Gobierno en sus negociaciones con Barrick, es que pagaran el 3 por ciento total de regalías, sin descontar los costos de producción. Pero se mantiene lejos aún de los porcentajes que deja el petróleo, para tener un marco de comparación.
En Veladero se extraen cerca de 1 millón de onzas anuales de oro. En el último cuatrimestre, según la información de la empresa, se reportaron 230 mil onzas. El valor internacional de ese metal precioso supera los 1700 dólares la onza. Las regalías por ese proyecto, más el de Casposo y Gualcamayo rondan los 200 millones de pesos anuales (aumentaron desde la renegociación por Veladero, que llevó las regalías al 3% total sin descuentos). Entre los tres facturan varios miles de millones de dólares.
Los modelos
Otra de las aristas de la discusión es la forma de participación de los estados en el negocio. Aunque las minas son propiedad estatal, en la mayoría de los casos el Estado no puede explitar los yacimientos. La vía que queda para participar es asociarse en sociedades mixtas a través de empresas estatales, tema que es analizado en varias provincias. En Mendoza el proyecto está dormido y tiene más retórica que estructura.
Uno de los modelos más avanzados en ese sentido es el de Catamarca, donde el Estado es parte del negocio desde hace años. En la década del 50 fue creada la empres Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio, con participación de la Provincia de Catamarca, el Estado Nacional y la Universidad de Tucumán, de donde provino Abel Peirano,el padre de la minería en el lugar.
Esa empresa comparte la explotación de Bajo la Alumbrera en sociedad con la firma Minera Alumbrera (con participación mayoritaria de Xtrata). YMAD recibe el 20 por ciento de las utilidades de La Alumbrera y los privados se llevan el 80 pro ciento restante. De ese monto resultante, el 60% va a parar a estado catamarqueño, un 20% a la Universidad de Tucumán y el 20% restante se distribuyen entre las universidades nacionales.
En la OFEMI, los gobernadores de provincias mineras, con Paco Pérez en la lista, buscan la forma de hacer "socialmente viable" el tema. Y una de las formas que quieren impulsar para mejorar la imagen de la actividad es demostrar que pueden dejar más recursos. En Mendoza a largo plazo hay quienes ven a los recursos minerales guardados en la montaña como el remplazante del petróleo para generar dinero fresco en las arcas provinciales. Claro que todo a largo plazo. "El problema es que siempre se negocia con la necesidad y ahí es donde ganan las empresas", explican los que conocen.
Aunque la actividad parece estancada en la provincia, en realidad está en pausa, no detenida. Los empresarios por ahora se conforman con poder avanzar en exploración, con la idea de capitalizar los derechos mineros que ya tienen registrados. Así, tendrían activos vigentes en el mercado internacional. En ese negocio, los tiempos son más difusos que en otros. "Las empresas pueden esperar cinco, diez o veinte años. Los derechos no los van a regalar", explican. Mientras, buscarán trabajar para conseguir la "licencia social" que en Mendoza parecen no tener.
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